“Entrevista a Marta Sáez López”

Mª Carmen Zurdo Peralvo. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE)

¿Cómo llegó a ti la organización índigo?

A través de un wasap de una amiga, ella conocía la organización y sabía de mis ganas de hacer un voluntariado, hacía dos años que ya estaba buscando alguna, pero entre que era menor de edad, en algunas me pedían carreras que no tenía, y la verdad, ninguna me transmitía la confianza suficiente dejé de intentarlo, y un día me sonó el wasap y era esta amiga hablándome de esta organización, y llegó en el momento indicado, yo cumplía todos los requisitos, ya era mayor de edad, y lo más importante, me transmitió mucha confianza.

¿Qué edad tenías cuando decidiste ir?

Yo llevaba desde los 17 años intentando ir, pero fue el año pasado cuando lo consigo, ya con 20 años.

¿Te apoyó tu familia en esta decisión?

No, al principio no rotundo. Explicar a mis padres que con 20 años me quiero ir de voluntaria a Africa, concretamente a una isla llamada Mfangano, en Kenia, una isla que hace frontera con Tanzania y Uganda, no les pareció nada bien, lo que es el voluntariado si les parecía bien, pero claro, el lugar tan lejano, y lo que conocemos de Africa, la verdad es que les costó aceptarlo, pero evidentemente ante mi insistencia obtaron por apoyarme, ya que vieron que si o si, yo me iba a ir.

Una vez llegas a tu destino (Mfangano), ¿cuál es la
primera sensación que tienes?

Bueno, el choque social lo viví nada más llegar al aeropuerto de Nairobi. Piensa que yo salí del aeropuerto de Barcelona, donde hay una infraestructura y mucho control, y al llegar a Nairobi nada que ver, todo el mundo iba por donde le convenía, la infraestructura nada que ver con Barcelona, en fin, un cambio bastante evidente. Después de Nairobi cogí otro avión que me llevó a Kisumu, el aeropuerto aún más precario, y de ahí fui en taxi hasta un lugar donde debía coger un barquito que me dejaría en la isla. El viaje en taxi duró una hora y media, y en ese trayecto me dí cuenta y ví realmente el cambio tan drástico entre mi ciudad y lo que veía, las carreteras sin asfaltar, casas hechas de barro o de lata, niños muy pequeños en la calle ya trabajando, ahí si que fue un gran choque. Con lo que el primer impacto lo encontré antes de llegar a la Isla de Mfangano.

¿Cómo te sientes al ver tanta pobreza?

Aunque suene extraño me sentí feliz dentro de la tristeza, y digo feliz porque sentí que era allí donde yo sentía que tenía que estar, justo allí, donde yo sentía que podía ayudar dentro de mis posibilidades.

Una vez en la isla donde está la organización, a que te
dedicas o más bien, ¿a qué os dedicáis los voluntarios?

Bueno, la verdad es que está todo muy bien organizado, hay una lista de tareas diarias para los voluntarios y tu eliges lo que quieres hacer, tareas como ayudar de dar de comer a los niños, fregar platos, organizar el comedor etc…. Pero la ayuda del voluntario está más dedicada a los locales que trabajan en el horfanato, nuestra ayuda para ellos es de gran valor. También hay tareas dedicadas a los niños, tales como, talleres de dibujo, hacemos pulseras……estas tareas con los niños solo se hacen en periodos de vacaciones, ya que cuando hay clases todo es tan normal como aquí.

¿Hay voluntarios durante todo el año?

Sí, pero evidentemente en periodos de vacaciones es cuando más hay.

¿Qué crees que tiene que tener una persona para ser
voluntario?

Sobre todo y ante todo ganas de hacerlo y realmente querer y ser consciente de a donde vas, creo que también tienes que tener una mente muy abierta, porque estas expuesto a situaciones difíciles, estás muy lejos de tu zona de confort y tienes que saber adaptarte al medio, tanto a los locales como a los niños y a las propias tareas. También tienes que convivir con los otros voluntarios durante un cierto tiempo, con lo que hay que saber y tener la capacidad de adaptarte a todo el conjunto de la nueva situación. Me consta que se han dado casos de voluntarios que no han sido capaces de adaptarse y han tenido que volver por no poder aguantar.

¿Quién decide el tiempo que estas en la organización?

Lo eliges tú, pero la organización te recomienda un mínimo de 15 días porque entre el viaje que dura dos días más el
periodo de adaptación es lo recomendable, pero el voluntario
es totalmente libre de elegir los días que quiere estar.

¿en el periodo de estancia en el orfanato, se crea un
vínculo especial con los niños?


Sí, es inevitable, pero el voluntario sabe que son niños con
cierta vulnerabilidad, son huérfanos y con historias duras,
no por esto debes dejarte llevar por la pena, tienes que
saber llegar a ellos de una forma fácil y divertida (cosa que
cuesta poco por sus caracteres), pero cuando tienes que
ser “dura” por alguna causa que lo provoque, tienes que
serlo y no dejarte llevar por las emociones que te provoquen
sus historias personales. Son niños, y también muy listos,
en algunas ocasiones intentan aprovecharse un poco de tus
emociones.


Cuando se acaba tu voluntariado y vuelves, ¿cómo
te sientes?


Ufff…, yo al principio fatal, tenía la sensación que había
dejado allí un hijo, porque, aunque no sea lo correcto en
un voluntario es inevitable que algún niño te provoque un
sentimiento más especial y quede un poco más unido a
ti. Me costó más de dos semanas asimilar que no podía
volver, incluso había días que lloraba de impotencia de no
poder estar allí. Pero bueno, como es natural y con el paso
del tiempo asimilé que no podía ir cuando yo quiero, sino
cuando pueda.

¿porque crees que se crea ese vínculo en concreto
con un niño en especial?


Como todos los niños cada uno tiene su carácter, y tu como
voluntaria, cuando llegas allí, (y sobre todo la primera vez),
los niños se acercan a conocerte, hay algunos que tiene
más facilidad que otros, y cuando estás los primeros días
los que se te acercan antes acaban calando más que los
otros, aunque la actuación como voluntaria es al 100% para
todos ellos. Pero bueno, es un hecho inevitable que alguno
te transmita de forma especial.

¿repetirías?


Sí, por supuesto, de hecho, lo haré en cuanto pueda, para
mí es una experiencia que te llena tanto que no tiene precio,
estoy deseando el día que pueda volver. Me llena mucho
poder ayudar, y sobre todo en el lugar donde he estado.
Con la Organización Índigo he descubierto la gran labor que
hacen en ese lugar remoto, y estoy encantada de haber
podido formar parte de ella.

¿qué le recomendarías a una persona que va por
primera vez?


Lo primero es calma, y que vaya muy concienciado de lo
que va a encontrar, porque no todo es como tú quieres, no
todo es como tu imaginas. La verdad es que cuando vas
por primera vez lo que llevas en tu mente es lo que te han
contado, pero en cuanto llegas al orfanato y a la propia Isla,
ya no es lo que te han contado, ya es la realidad y es cierto
que es un choque. Hay carencias de infraestructuras, de
costumbres, de alimentación…y recomiendo calma, porque
allí no siempre salen las cosas como esperas, y muchas
cosas no son como te las habías imaginado, insisto, allí todo
es realidad y se necesita un cierto tiempo para asimilarlo.
Pero bueno, la verdad es que vale la pena, para mí ha sido toda una experiencia que sin la menor duda repetiré.