La valoración geriátrica integral (VGI) es un proceso diagnóstico multidimensional e interdisciplinario que persigue cuantificar todos los atributos y alteraciones importantes de las esferas del anciano con la finalidad de diseñar un plan racional y coordinado de tratamiento y uso de recursos. A continuación reseñamos esas esferas de manera sumaria.
- Clínica
- Síntomas actuales y su impacto funcional.
- Medicación actual, indicaciones y efectos.
- Profesionales involucrados en la asistencia actual.
- Antecedentes personales de interés.
- Funcional
- Valoración de riesgo de accidentes y caídas.
- Movilidad, marcha y equilibrio.
- Valoración pronóstico de rehabilitación.
Nutricional
- Perfil nutricional.
- Caquexia.
- Desnutrición calórico-proteica.
- Psicosocial
- Situación y disponibilidad familiar, valoración social.
- Red de asistencia, problemas y perspectivas.
- Valoración de abuso y maltrato.
- Afectiva y cognitiva.
Estas alteraciones, con frecuencia llevan al adulto mayor a la incapacidad pudiendo presentar los siguientes síndromes geriátricos:
- Deterioro cognitivo/demencia
- Trastornos de ánimo/depresión
- Trastornos del sueño/insomnio
- Inmovilidad/encamamiento
- Inestabilidad/ caídas
- Incontinencia urinaria
- Deprivación sensorial (vista y audición)
- Mallnutrición
- Iatrogenia
- Sociales/ sistemas de apoyo.
Para que la valoración sea útil, se debe establecer un plan de seguimiento evolutivo que constate los beneficios de la aplicación de los determinados planes o tratamientos instaurados.
El objetivo principal de la valoración geriátrica integral es diseñar un plan individualizado preventivo, terapéutico y rehabilitador, con el fin de lograr el mayor nivel de independencia y calidad de vida del anciano.
- Los beneficios derivados de la valoración geriátrica integral son:
- Mejora de la actitud diagnóstica, mejora de la ubicación en el nivel adecuado
- Mejora del estado funcional, mejora del estado cognitivo y afectivo
- Reducción de la prescripción farmacológica, disminución de la institucionalización
- Aumento de la utilización de servicios domiciliarios, evitación de reingresos frecuentes
- Disminución de la estancia en unidades de agudos, mejora de la comunicación con la familia
- Reducción de los costes médicos, prolongación de la supervivencia con funcionalidad, mejora de la calidad de vida.
Las escalas de valoración incrementan la objetividad y reproductividad de esa valoración, además de ayudar a la comunicación y el entendimiento entre los distintos profesionales que atienden al paciente.
Asimismo, es imprescindible identificar al anciano frágil o de alto riesgo, ya que es el beneficiario principal de una correcta valoración geriátrica integral. Para ello, a continuación expondremos los distintos tipos de anciano en la sociedad:
1. Anciano sano: se trata de una persona de edad avanzada con ausencia de enfermedad objetivable. Su capacidad funcional está bien conservada y es independiente para actividades básicas e instrumentales de la vida diaria y no presenta problemática mental o social derivada de su estado de salud.
2. Anciano enfermo: es aquel anciano sano con una enfermedad aguda. Se comportaría de forma parecida a un paciente enfermo adulto. Suelen ser personas que acuden a consulta o ingresan en los hospitales por un proceso único, no suelen presentar otras enfermedades importantes ni problemas mentales ni sociales. Sus problemas de salud pueden ser atendidos y resueltos con normalidad dentro de los servicios tradicionales sanitarios de la especialidad médica que corresponda.
3. Anciano frágil: es aquel anciano que conserva su independencia de manera precaria y que se encuentra en situación de alto riesgo de volverse dependiente. Se trata de una persona con una o varias enfermedades de base, que cuando están compensadas permiten al anciano mantener su independencia básica, gracias a un delicado equilibrio con su entorno socio-familiar. En estos casos, procesos intercurrentes (infección, caídas, cambios de medicación, hospitalización, etc.) pueden llevar a una situación de pérdida de independencia que obligue a la necesidad de recursos sanitarios y/o sociales. En estos ancianos frágiles la capacidad funcional está aparentemente bien conservada para las actividades básicas de la vida diaria (autocuidado), aunque pueden presentar dificultades en tareas instrumentales más complejas. El hecho principal que define al anciano frágil es que, siendo independiente, tiene alto riesgo de volverse dependiente (riesgo de discapacidad); en otras palabras, sería una situación de prediscapacidad.
4. Paciente geriátrico: es aquel paciente de edad avanzada con una o varias enfermedades de base crónicas y evolucionadas, en el que ya existe discapacidad de forma evidente. Estos pacientes son dependientes para las actividades básicas de la vida diaria (autocuidado), precisan ayuda de otros y con frecuencia suelen presentar alteración mental y problemática social. En otras palabras, podría decirse que el llamado paciente geriátrico es el anciano en quien el equilibrio entre sus necesidades y la capacidad del entorno de cubrirlas se ha roto y el paciente se ha vuelto dependiente y con discapacidad.
Marta Mercedes González Eizaguirre, Facultativo Especialista de Área Geriatría Hospital San José de Teruel.
Magdalena Linge Martín, Carmen Oquendo Marmaneu, Dionis Carolina Fernández Minaya Residentes Geriatría Hospital San José, Teruel.